Novedades | 20 de julio de 2010

VI Festival Ciudad de Viator

Primer plano de Miguel de Tena durante su intervención en Viator I MMM

50 años sin Vallejo en Viator

Manuel Martín Martín | Almería

El 7 de agosto de 1960 falleció en el Hospital Central, de Sevilla, el legendario Manuel Vallejo, ganador de la II Llave de Oro del Cante y un cantaor tan inmenso que, a lo largo de sus 123 discos de pizarra, se muestra dominador en los cantes de compás y maestro en los libres, es decir, genial en todo lo que tocaba, lo que explica que el influjo de sus prolongaciones haya alcanzado hasta Viator, que le ha dedicado su festival flamenco.

La afición viatoreña, agrupada en la Peña El Arriero con el apoyo extraordinario del Ayuntamiento, bifurcó el reconocimiento en dos jornadas de notable nivel, pues si la del viernes, día 16, contó con Rubito Hijo, Antonia López y el Niño de las Cuevas, a quienes se les unió el baile del onubense El Choro, la noche del sábado fue un mano a mano entre Manuel Cuevas y Miguel de Tena que, además, contó con la presencia de Maribel Ramos como testigo.

Así las cosas, el reconocimiento a Vallejo fue de lo más completo, al punto que se hizo un perfil muy exhaustivo de su vida y obra, con lo que todos llegaron a entender por qué aún quedan festivales flamencos que, por más que sean ignorados por la Agencia del Flamenco, son auténticos centinelas de la memoria andaluza.

Y a partir de ahí, Manuel Cuevas, cantaor que es sinónimo de garantía y que se presentó con una guitarra, la del maestro José Luis Postigo, que es poesía de verbo, donde la música que sale de su cordaje muestra el relieve atractivo de su templanza.

Compás externo

Fue así que el cantaor ursaonés evidenció que tanto por granaína como por liviana y serrana con rondeña y fandango del Albaicín, o zambra con popurrí de tangos y fandangos personales, mantiene el propio ritmo de su expresión vibrante, sin auxilios de medida ni rima deliberada, explicación que encontramos en que la euritmia de su potencial canoro adquiere la extraña cadencia de un ritmo interior.

Lo que antecede es aplicable al cantaor de Ruecas, Miguel de Tena, que no es que no domine como su compañero el compás externo, sino que tienen ritmo interno, de ahí que también tuviera el inmenso honor de salir escoltado por la guitarra cordobesa que hoy simboliza el acompañamiento de altura, la de Antonio de Patrocinio Hijo, por lo que el ruequeño abordó con marchamo de rigor la farruca, los tangos, el cuplé, la granaína y los fandangos personales con un poderío descomunal, a más de con una sencillez artística que tiene riqueza conceptiva, ornamentada armoniosamente por su expresión poética de rica imaginación y sensibilidad.

A nadie hay que aclarar, pues, que el éxito de Manuel Cuevas y de Miguel de Tena fuera entusiasta, con un público entregado hasta la quimera, lo que no quita que también disfrutara con el baile de Maribel Ramos, barcelonesa afincada desde temprana edad en El Ejido y hoy residente en Sevilla.

Este último hecho explica, en consecuencia, que si bien por taranto salió como descolocada, fragmentando con brusquedad la elegancia que detenta, las alegrías de la antaño conocida por La Zambra las recibimos con brevedad en la extensión pero con amplitud en el concepto estético, percepción que reflejamos en los metafóricos giros que generan el vigor de una propuesta sincera y sin prejuicios, como el cante de aquel Manuel Vallejo en el recuerdo que hasta cuando se sentaba en el Bar Las Maravillas, enmudecían los pájaros de la Alameda sevillana.

Fuente: elmundo.es

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/07/18/andalucia/1279463153.html