Cartelera | Internacional | 14 de septiembre de 2014

Israel Galván presenta FLA.CO.MEN. En el marco de La Bienal de Sevilla 2014

Israel Galván presenta FLA.CO.MEN. En el marco de la Bienal de Sevilla 2014 - Foto: Hugo Castillo

 Israel Galván
con: David Lagos, Tomás de Perrate, Eloísa Cantón, Caracafé y Proyecto Lorca
FLA.CO.MEN

"Todo anda revuelto en el interior de la ballena

perdidamente desordenado

los relojes bajo los muebles se detienen"

Charo Martín

Seremos breves esta vez, de eso se trata. Iremos al grano. La música, ese es el argumento. La música que ha sonado, a lo largo y a lo ancho, en las propuestas escénicas de Israel Galván, aligerada ahora de tramas, de libretos y de teatro. Los zapatos rojos, La Metamorfosis, Galvánicas, Arena, El final de este estado de cosas, Lo Real-Le Réel-The Real… sonando sin argumento, con la inercia del cuerpo y el ritmo. Sólo la música.

Se trataba de eso, de adelgazar de cualquier gravedad uno de los hallazgos más luminosos de los espectáculos de Israel Galván: el sonido. La cosa surgió entre Utrera y La Rinconada, entre la beneficencia y las hipotecas, reciclando audio con un selecto grupo de sus músicos; ofreciendo al público breves estallidos de felicidad. Todos sabemos que Israel Galván es una máquina y aquí suena en toda su pureza.

¡Sólo la música! En fin, esa es una de las características del baile flamenco y del baile de Israel Galván en particular. El cuerpo es un instrumento. No sólo de percusiones, también de viento, metales, cuerda, pues sí, el cuerpo habla. Cuando se tuerce ante el violín de Elo Cantón las notas son más de madera. Y quieto frente a David Lagos o Tomás de Perrate, es más cuerpo, redundante. Y Caracafé que es casi su gemelo, unas veces diestro y otras siniestro. Y más flamenco cuando remacha las percusiones y los metales de Proyecto Lorca.

Israel Galván ha huido siempre de la fusión, extraña categoría musical, vaga, llena de obviedades. Lo suyo es el montaje, como en el flamenco de siempre, como en la cinta cinematográfica. Saber componer con trozos, pedazos, pecios. Es verdad que Israel Galván arrima otras referencias: no es Tárrega quien se asoma en la rondeña sino Ligeti, ni es Albeniz quién abre la granaina sino Luigi Nono. Pero el sentido es el mismo. Se trata de música flamenca en su estado primigenio, todavía en ebullición, antes de que comenzaran las pétreas cristalizaciones.

Por eso podemos encontrar que el taranto se emparenta con la tarantela o que los tangos siguen la senda del rimbético, que en la toná hay letra de Hugo Ball y música de Mauricio Sotelo, incluso unos verdiales tal y como los toca Antony and the Johnsons. Y en este concierto hay un regalo, ya antiguo, que le hizo el maestro Morente a Israel Galván. Toda una definición para su quehacer, su forma de hacer: Fui piedra y perdí mi centro, me arrojaron al mar y al cabo de mucho tiempo, mi centro vine a encontrar. La letra, clásica, metida por soleá, por malagueña, en una toná con la batería de los Lagartija Nick. Morente decía que en el flamenco se trataba de “traducir” la “tradición” y de ser consciente de la “traición” que siempre se encuentra implícita en dicha operación.

Israel Galván no confunde el juego con lo ligero, la combinatoria también puede ser cosa grave. Por eso, cuando repasa su trayectoria, cuando intenta expresar como se vive cargando con tantas músicas, con tantas formas del cuerpo, con tantos sonidos en la cabeza, pues a menudo lo expresa con la metáfora de la ballena, si, la ballena blanca, la vida del artista, del creador, como Moby Dick, Leviathan, Job antes de ser expulsado a la playa. Hay un poema (en el interior de la ballena todo anda revuelto: los muebles, los libros, los relojes) de una cantaora flamenca, Charo Martín, que expresa a la perfección las cualidades curativas de ese viaje en el interior de la ballena. Israel Galván es a la vez la ballena y su interior descompuesto, el capitán Acab que la alcanza y el Leviathan que los engulle a ambos.

Además, Israel Galván ha invitado en esta ocasión a Patricia Caballero para que le ayude a gestionar gestos y tiempos. Ya pasaba con La edad de oro, un espectáculo anterior, puesto que no se trata de un espectáculo cerrado, su propia construcción pide que, en cada representación se ensayen cosas, se recuperen hallazgos, se introduzcan elementos novedosos. Se trata de un espacio de libertad en el que Israel Galván recuerda y ensaya lo viejo y lo nuevo. No se si conocen el baile de Patricia Caballero, pero en Lo raro es que estamos vivos pueden entender muy bien la elección de Israel Galván. No se opera sobre las palabras ni sobre las cosas, se trata de gestionar el tiempo, una rara idea del tiempo en la que se confunden lo cronológico con lo atmosférico.

Muchas veces se habla de que Israel Galván juega con total libertad con los elementos propios del flamenco. Exageradamente se ha hablado, a la vez, de deconstrucción y de constructivismo. Y algo de eso hay, no sólo en el propio Israel Galván sino en el mismo flamenco. De forma casi milagrosa un grupo de artistas, casi en los márgenes de la sociedad, supieron integrar partituras olvidadas con ritmos cubanos, viejas melodías entre melismas y jipíos, tambores africanos ajustados a distintos politonos, como se dice ahora. Pues aquí está, una muestra más. Quizás se haya cambiado el orden de las sílabas, pero sigue siendo flamenco.

Pedro G. Romero

 

ISAREL GALVÁN

Israel Galván (Sevilla, 1973) es una de las figuras más geniales del baile flamenco contemporáneo. Hijo del bailaor José Galván, tiene un contacto temprano con la danza. Con cinco años ya actúa en el tablao sevillano La Trocha. Además de su padre, la otra figura que marca su baile es Mario Maya, con quien Galván trabaja en la Compañía Andaluza de Danza. Aún joven, comienza a destacar, a recibir distintos premios y a colaborar con importantes artistas como Manuel Soler o Manuela Carrasco. En 1998 tiene lugar su debut como solista en la Bienal. Presenta Mira!/Los zapatos rojos, dos obras en las que deja clara su ruptura con los cánones establecidos y anticipa lo que está por venir. Luego vienen Metamorfosis (2000), Galvánicas (2002), Arena (2004), La edad de oro (2005), Tábula rasa (2006), Solo (2007), El final de este estado de cosas redux (2007-2008) y La curva (2011). Además coreografía para su hermana Pastora Galván el exitoso montaje titulado La francesa (2006). En esta década, el bailaor sevillano pasa de la incomprensión inicial de algunos sectores a un éxito absoluto de crítica y público. En 2005 recibe el Premio Nacional de Danza.

 

FICHA ARTÍSTICA

Dirección, coreografía y baile: Israel Galván

Músicos: David Lagos, Tomás de Perrate, Eloisa Cantón, Caracafé y Proyecto Lorca (Juan Jiménez Alba y Antonio Moreno)

Dirección artística y coreografía “Sevillanas”: Pedro G. Romero

Dirección escénica y coreografía de “Alegrías”: Patricia Caballero

 

Israel Galván es un Artista Asociado de: Théâtre de la Ville de París y Mercat de les Flors de Barcelona

 

FICHA TÉCNICA

 

Diseño de luces: Rubén Camacho

Sonido: Pedro León

Director técnico: Pablo Pujol

Regidora de ensayos: Balbi Parra

 

Una producción de: A Negro Producciones

Co-producido por: Théâtre de la Ville de Paris y Théâtre de Nîmes

Con el apoyo de: Instituto Andaluz del Flamenco, Consejería de Educación Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER)

PROGRAMA

1. Hay que caminar soñando
2. En “er” mundo
3. Fui piedra y perdí mi centro (a Morente)
4. Me arrojaron al mar
5. Se separan por montones
Bis: Juguetillos y lekeitios

(Programa sujeto a cambios)

 

+INFO: LA BIENAL

ENTRADAS 10 - 30 €  ENTRADAS AGOTADAS!

 

 

 

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Buenos Aires Flamenco ® agradece a: La Bienal de Flamenco de Sevilla. Comunicación, Prensa,Coordinación, Staff y Directivos.
Fotos: "Archivo fotogáfico de La Bienal. Fotógrfía oficial: Antonio acedo"

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®del texto el autor
®de la foto el autor: HUGO CASTILLO

 

Fuente: La Bienal

http://www.labienal.com

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