Novedades | 16 de diciembre de 2015

Si hay un signo de identidad en España, ese es el flamenco

Si hay un signo de identidad en España, ese es el flamenco

Tras recibir la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el músico sanluqueño analiza el discurrir de su 'Obra didáctica de la guitarra flamenca', su gran obsesión.

Su cara, y sobre todo sus ojeras, denotan cansancio. Acaba de levantarse porque de un tiempo a esta parte no comparte ningún huso horario. No esconde su obstinación por su último trabajo. Lleva nueve años con él aunque desde hace cinco lo hace intensamente. Duerme de día, trabaja de noche, ha perdido el concepto del tiempo para concluir lo que reconoce como "una obsesión". Aún no pone fecha, "aunque desde hace dos años se está montando", sabedor quizás de que a partir de su eclosión habrá un antes y un después en el concepto de la guitarra flamenca. 

-Por lo que veo, ahora mismo su único horizonte es terminar ese proyecto... 

-Sí, es algo que se debía haber hecho hace cinco o seis siglos, pero no se ha hecho, posiblemente porque el flamenco siempre ha tenido una transmisión de oído, y por tanto no ha habido análisis. Cuando se ha hecho, se ha analizado superficialmente, pero no en el contexto en el que hoy se mueve la música, por eso este es un trabajo laborioso y minucioso.

-¿Para cuándo entonces? 

-Prácticamente he terminado ya, lo que ocurre es que un trabajo de esta dimensión siempre va a tener cosas que decir. Llevamos montándolo dos años, lo que pasa es que imagínate lo que significa montar catorce horas de película. No se trata de montar un diálogo de palabras, se trata de montar movimientos de los dedos, ligar la música que suena con los movimientos. El realizador, que ha hecho diez y doce versiones de cada tema para tener material, tiene que ver todo eso y elegir las mejores imágenes, ya que es una obra definitiva. Es un proceso lento. 

-Ha tenido hasta que bajarse de los escenarios para ello... 


-Sí, porque es una responsabilidad muy grande. Me tuve que bajar del escenario para hacerlo porque pensé que podría con las dos cosas, pero no. Estamos hablando de una envergadura grande en el mundo de la música, por eso tomé esa decisión, porque me interesa mucho lo que estoy haciendo. 

-¿Y qué le ha llevado exactamente a meterse en esta misión? 

-Sobre todo el hecho de ver que los músicos del mundo están ansiosos por saber cómo funciona el flamenco. Acuden a los discos pero no se enteran, no comprenden lo que pasa, entonces hay que explicarles cómo funciona esto. Es igual que cuando vienen los extranjeros aquí a aprender guitarra flamenca, que se van a los más destacados, pero como no saben música no lo pueden explicar. 

-O sea, todo se analiza desde una perspectiva científica... 

-Eso es, se analizan los comportamientos guitarrísticos de esta manera. El guitarrista no sabe explicar lo que hace, pero sí sabe hacerlo. Esa es la cuestión, porque claro, se supone que sabe hacerlo pero se guía por la oreja, no tiene elementos de juicio. Además, que una cosa esté incorrecta no significa que suene mal, y el hecho de que suene bien no significa que esté bien hecho. Hay que estar pendiente porque se cruzan los comportamientos y el que toca de oído muchas veces está haciendo algo incorrecto y no lo sabe. 

-¿Y cómo lo ha estructurado? 

-A través de imágenes y de dos libros, uno sobre una historia de Andalucía contada desde mi punto de vista, siempre desde el punto de vista de la música. A mí lo que me interesa es escribir la historia de los andaluces, ese pueblo en el que la expresión "ay" es una expresión de dolor dentro del pueblo. Este pueblo ha sufrido mucho, ha tragado mucho con las distintas culturas que han pasado por aquí y eso también está en la música. El otro libro es sobre la escuela, analiza la métrica, la armonía, la aplicación de la armonía en los géneros... Todo en sí mismo tiene su propia escuela, el flamenco tiene una escuela muy rigurosa, lo que ocurre es que se ha venido transmitiendo de esa manera. Pero tiene un comportamiento más riguroso que todas las músicas del mundo. Es curioso que parece que no tiene cultura y resulta que es más exigente que las demás. Si vas a un conservatorio y te enseñan música te dicen "tal cosa se puede hacer, menos en este caso, o esto no se puede hacer, esto está prohibido". Se ponen tantas excepciones que ya el rigor de ese comportamiento se ha ido. En el flamenco te dicen "esto es así y no puede ser de otra forma". ¿Usted puede tocar la taranta en otro tono? No. No hay excepciones. ¿Por qué? Porque en cuanto usted hace eso de otra manera ya deja de ser una taranta. ¿Se puede tocar la seguiriya en otro tono que no sea el la en modo dórico? No, porque en cuanto usted no hace eso ya no hay seguiriya. Entonces, somos más rigurosos que en la escuela de occidente. 

-Usted siempre ha defendido el flamenco por sentirlo como una música distinta y propia...

-El flamenco es una cultura milenaria y funcionamos a través de las teorías de los modos griegos. Tenemos un bagaje folclórico que aparece en el pueblo. Las entonaciones que tiene Andalucía no las tiene ningún otro pueblo de Europa, ni siquiera de Despeñarros para allá. Es una cultura que pertenece al pueblo, porque cada pueblo canta de la misma manera, con el mismo sistema musical. Los sistemas son como los idiomas, cómo será eso que en Huelva cada pueblo tiene su estilo de fandango. Ese tipo de construcción llega hasta Murcia y Badajoz, que son prolongaciones de nuestra tierra. Nuestra música no es de autor, de nuestros mejores cantes podemos decir quién los cantaba pero no quién los compuso, de manera que eso es un proceder cultural hoy único en el mundo. Si hay algún signo de identidad en España, es éste. 

-Sin embargo parece que el folclore se ha dejado a un lado... 

-No se ha dejado a un lado, se ha abandonado. Parece como si hubiera un deseo de destruir la cultura española, porque han logrado destruir el folclore español que era el más rico del mundo, de una belleza increíble. Todo eso ha quedado destruido. ¿Dónde está ese folclore que se cantaba y bailaba en todos los pueblos de España? Es una miseria intelectual absoluta, empobrecido a esos niveles. 

-¿Y con qué intención se está haciendo eso? 

-Con la intención de convertirnos en monitos, lo que buscan es que tú no pienses, que te amaestren como a un monito y digas sí a todo. Aquí no hay ningún deseo de expandir cultura, el único deseo que hay es de engullir toda la cultura norteamericana que por desgracia nos ha invadido por los cuatro costados. Estamos tan ensimismados con la cultura americana que ya hasta en los anuncios que salen en televisión sale una persona que parece que te va a vomitar encima para anunciarte una colonia. Somos un país que tiene milenios de cultura, pero aquí importa tres carajos la cultura, lo único que importa es quien tiene el jurdó, el dinero, y ese es el que manda. Le importa tres pitos lo que tú pienses y tus sentimientos, lo que importa es cómo te domina. Las criaturas en su tierra no se dan cuenta de que están siendo invadidos, están despersonalizados, son bultos. Es como ahora con la cocina, en poco tiempo todo es cocina, todo el mundo sabe de cocina y a todo el mundo le encanta cocinar. Mañana vamos a hacer alpargatas, y te encuentras a todas las emisoras haciendo alpargatas... Esto es una vergüenza. 

-¿Cree que habrá un antes y un después en la guitarra flamenca después de este trabajo?

-Podría haberlo pero yo no tengo ya confianza en el ser humano. Tengo 72 años y he vivido una vida en la que he conocido a mucha gente con mucho sentido de la responsabilidad y ganas de hacer las cosas bien, gente que no encuentra la esencia de las cosas y la ven con rigor. Hoy lo que se busca es terminar una cosa rápida para venderla lo antes posible y ganar dinero. Ya ves cómo ha ido degenerando el arte. Todo el mundo bendice formas del arte que lo único que han hecho es quitar complejidad. Llegó un momento en el que la gente tiraba la pintura desde lejos a los cuadros y eso era un arte. Cuando se llega a esa degradación y la gente tacha a los que no están de acuerdo con eso de ignorantes, pues entonces apaga y vámonos. 

-Hace unos días recibió la Medalla de Oro a las Bellas Artes, ¿qué ha supuesto para usted? 

-La Medalla de Oro reconoce la carrera de una persona al mérito de las Bellas Artes. Es como un resumen y se le da a la gente cuando tiene una carrera hecha y mostrada. Es un reconocimiento muy honroso para cualquier persona que haya dedicado su vida a la cultura. Estoy muy contento. 
Por Fran Pereira Jerez

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Buenos Aires Flamenco ® agradece a: El Diario de Sevilla 

Fuente: Diario de Sevilla